Revista Viva (Domingo 6 de marzo de 2011)
Retrato. Esta semana Norberto "Pappo" Napolitano cumpliría 61 años. Un libro rescata un centenar de anécdotas de esa leyenda del blues local. Aquí las más jugosas.
Para muchos músicos argentinos, el mas grande baterista de la Argentina es Lucio Mazaira. En un momento, tuvo un violento giro espiritual y sintió que Dios no lo dejaba tocar mas y en el paroxismo del delirio místico dicen que llegó a arrancarse los dientes con una pinza.Una noche que Michel Peyronel habia volcado y debian atender un show de Riff en el boliche Hangar, Pappo se lo tomaba con calma Fue a verlo a Mazaira y lo convenció de que si tocaba encapuchado, Dios lo iba a ver. Y así fue que el cuarteto atendió el compromiso con un baterista al que apenas se le veían los ojos.
* En un momento yo estaba saliendo con la hermana de la novia de Pappo y nos veíamos bastante seguido. Pappo se había mandado una cagada con esta piba y estábamos en la casa. Suena el timbre y aparece el Carpo con una ramo de flores para ella. Ya era raro verlo así. Pero lo mas increíble fue que se le puso a cantar “Yo soy un Tubby, que andaba solo....” con ese vozarrón, una cosa de locos. Creí que me asfixiaba de la risa. (Carlos Goldsack, Productor)
* Cuando empezamos a ensayar con Pappo´s Blues me mudé a la casa de Pappo. Me fui a vivir con toda la familia, la abuela, los tíos, la madre, la hermana. El me tenía de hermano menor, me cuidaba muchísimo. A tal punto que una noche apareció Spinetta con unas minas tailandesas muy raras y no me dejaron salir. “Vos te quedás porque vamos a volver muy tarde”, me dijo Pappo, bah Norberto, porque en la casa era Norberto. Y me dejó con el bajo tocando toda la noche. (David Lebón, Músico)
* Promediando los ´70, una de las travesuras habituales era consumir altamente leche y jugo de naranja. Cuando el cocktail empezaba a fermentar en los intestinos, se largaba en una carrera alocada que culminaba en una especie de vuelta carnero que incluía despojarse de los pantalones, echarse una flatulencia y que ésta alimentara la llama de un encendedor. Cuentan los testigos que el resultado solía ser una estela azulada de veinte centímetros de extensión. Con el soundtrack de su sonora carcajada.
* Todos teníamos el pelo largo en ese momento. El viejo de Pappo sabía que cada vez que nos íbamos al centro nos tenía que ir a buscar a una comisaría o mismo por acá que el patrullero nos levantaba cada dos por tres. A mí me llegaron a cortar el pelo con la tapa de una lata de duraznos. Me arrancaron un mechón para que tuviera que ir si o si a la peluquería. Entonces un día, harto, se fue a hablar a la comisaría y le dice el cana “Son pibes buenos, no los jodan, están aprendiendo a tocar la guitarra”. Entonces a cambio de que no nos jodieran mas les prometió que les hacía el mástil de hierro para la bandera.Y todavía está en la Comisaría 41. Y nunca más nos llevaron, acá, en el barrio. Pero cuando nos íbamos al centro, no sabíamos cuando íbamos a volver... (Pomo, Músico)
* Vos mirabas fijo al público de Riff y te salía pus de los ojos. Pero las mejores groupies estaban siempre en el camarín de ellos. No se como, si se materializaban ahí o que. Y él siempre tenía a las minas que quería. Una vuelta fuimos a La Rioja y ni bien llegamos al hotel, salimos a dar una vuelta con los asistentes. Al llegar a un negocio de artesanías que había a dos cuadras mas allá del centro, vimos que lo estaba atendiendo Pappo. Se había pasado al cuarto de la chica que atendía y ahora dominaba la situación. (Carlos “Mini” Epifanio, Manager de bandas).
* Hacia 1971 se había quebrado las dos piernas en un accidente de moto. Enyesado y todo, venía a visitarnos a la casa de Conesa, la del disco de Pedro y Pablo, donde se vivía comunitariamente. En ese momento andaba con una chica que también se había quebrado. Así que saludaban y se iban para arriba. Como lña casa era de madera, hacían un ruido bárbaro cuando pisaban. Ni hablar cuando empezaban a hacer el amor ¡parecía un solo de batería de Ginger Baker! Como nos reíamos... (Meneca Hiquis, Agente de prensa)
* A la vuelta del taller, sobre Juan B Justo, había un bolichito negro, todo asqueroso, que se llamaba Marajá. El dueño terminó siendo el sponsor del auto de TC 2000 de Pappo. Pero el arreglo no fue por guita sino que Pappo transó el logotipo del boliche en la trompa del auto por un mes de chicas para todo el taller mas las moneditas de la rockola. Pappo iba todos los días. Al punto que hacía los palitos en la pared como si fuera un preso pero contando las minas. Y te hacía mirar eso como si fuera un ta-te-ti. Cuando iba le pedía a las minas que le pusieran Pappo´s Blues. Le gustaba escucharse ahí. Disfrutaba de escucharse en público (Chuchu Fasanelli, Productor).
Fragmentos de “100 veces Pappo” de Jose Bellas y Fernando García (editorial Norma) Fotos: gentileza editorial Norma.
Revista Viva (Domingo 6 de marzo de 2011)
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